Lo sagrado: el dominio de lo religioso
Del tabú a lo sagrado En cada una de estas ocasiones, el hombre religioso siente que ese momento, ese lugar, ese objeto, ese gesto, son diferentes de los demás, poique cada uno de ellos es un signo de otra realidad que pertenece al dominio de lo sobrenatural. Reconoce en ellos la manifestación de una potencia sobrenatural ante la cual experimenta un sentimiento de miedo, que se traduce posteriormente en veneración. En realidad, el comportamiento del hombre religioso frente a lo sagrado es muy complejo: la angustia que le embarga cuando está en presencia de lo «numinoso» (lo sagrado en tanto que algo terrible, según Mircea Eliade) puede conducirle a la adoración (como Moisés ante la zarza ardiente del Sinaí), pero puede también llevarle a la creación de un tabú: en este último caso, lo sagrado queda aislado y separado materialmente de lo profano (por medio de una barrera, o de una edificación). Por otra parte, queda señalado como algo prohibido (por ejemplo, los judíos no debían ver ni tocar el Arca de la Alianza). Este aislamiento, esta prohibición, revalorizan el objeto sagrado, que pasa a convertirse en algo fascinante y que puede llegar incluso a suscitar deseos de apropiación.
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