La magnificencia del espectáculo Varios meses y la colaboración de miles de trabajadores se necesitaron para onstruir, en una superficie de 114 ha, los locales que acogieran a más de 75.000 expositores; desde el Trocadero al Campo de Marte, desde el puente de Alejandro III (construido cuatro años antes) hasta el «Quai d’Orsay» (Muelle de Orsay). Pero aun así, las meras cifras no nos permiten hacernos una idea exacta de la amplitud del espectáculo: se podían contemplar jardines e invernaderos en los que las palmeras datileras aparecían junto a las rosaledas; un poco más lejos, en el Gran y en el Pequeño Palacio, construidos para esta ocasión, se ofrecía una muestra retrospectiva del arte contemporáneo francés y universal; la calle de las Naciones -el actual «Quai d’Orsay»- estaba ocupada por los pabellones, levantados a imagen y semejanza de los respectivos países; el pabellón turco, con su sala jenízara; el palacio de Italia; el pabellón de Perú, de Serbia o de Dinamarca; el castillo tirolés, etcétera.