En 1978, el vuelo París-Nueva York (5.829 Km) duraba, en un Boeing 747, 7 h 55 min y, en el Concorde, 3 h 40 min. No hace mucho tiempo los pasajeros de un paquebote pasaban de 6 a 7 días embarcados entre El Havre y Nueva York. Por su parte, quienes volaban en las líneas de hidroaviones Clipper, anteriores a la segunda guerra mundial, empleaban de 2 a 8 días, según el estado de la mar en las Azores y en las Bermudas, donde tenían que hacer escalas. No obstante, aquellos vuelos discurrían de manera casi lujosa, y los pasajeros disponían de literas. En los aviones de transporte de hoy, el espacio está limitado por razones de rentabilidad, pero cada compañía se esfuerza en suministrar a sus usuarios servicios personalizados. El acortamiento del tiempo de vuelo, la presurización de la cabina y la estabilidad de los aparatos aseguran viajes poco fatigosos. .grande {-webkit-box-shadow: 1px 1px 5px 0px rgba(0,0,0,0.75);-moz-box-shadow: 1px 1px 5px 0px rgba(0,0,0,0.75);box-shadow:...